NI TIRAR NI ECHAR FOTOS

Las fotos no se tiran. Se tira la basura, se tira uno un pedo, se tira para casa cuando el niño coge un berrinche e incluso, aunque cada vez se haga menos, se tira de las orejas cuando alguien cumple años.

Tampoco se echan. Echar, se echa la siesta, se echa un pitillo, una partida, se echa a suertes quien paga las cañas y de vez en cuando y si tu chica está de acuerdo, se echa un polvo.

Las fotos se hacen, se piensan, se encuadran y cuando salen bien, se disfrutan y se guardan como oro en paño para saborearlas despacio de vez en cuando. Digo saborearlas y digo bien, saborearlas con todos los sentidos porque las fotos tienen sabor y olor, tienen tacto, se escuchan y por supuesto, son un placer para la vista.

Así que, la próxima vez que «hagas» una foto hazla despacio, tomate tu tiempo, siente la presión de tu dedo en el disparador aguanta la respiración y recuerda que, no es lo mismo echar un polvo que hacer el amor.

(Me siento obsevado) 01